¿España a la cabeza del viejo continente?

El próximo enero comenzará para España un reto a nivel político internacional con la presidencia de la Unión Europea. La coordinación entre Rodríguez Zapatero y sus homólogos en Bélgica y Hungría es un avance a la hora de evitar interrupciones en las medidas, ya que permitirán dieciocho meses de continuidad en los trabajos europeos. La presidencia `a tres´ dará un toque simbólico a su consecución mediante tres logotipos diferentes de una `u´ y una `e´ entrelazadas con los colores de cada una de las banderas de los tres países.
Todo apunta a un año y medio complicado para los tres mandatarios europeos que van a tener tres problemas arduos con los que lidiar: la crisis económica, el Tratado de Lisboa y el cambio climático. Sobre las preocupaciones prima la sombra de un presidente del Consejo Europeo invisible y sin nombre. El nuevo personaje de la escena política se haría cargo de las funciones que recaen actualmente en las presidencias rotatorias de la Unión Europea y será el estandarte de la organización a nivel exterior. La elección del presidente deberá ser mediante el voto por mayoría cualificada del Consejo Europeo, lo que de momento pone aún más difícil la elección de los candidatos. El futuro presidente estable entrará en funciones cuando entre en vigor el Tratado de Lisboa.
Las expectativas de los Veintisiete dibujan un perfil europeísta, dotado de forma especial para la política, neutral y cuya trayectoria merezca el apoyo de todos los miembros de la UE, nada fácil de conseguir tras las alianzas que podrían pactarse bajo las mesas de Bruselas. Nicolás Sarkozy y Angela Merkel ya han hecho público su decisión de apoyar al mismo candidato y buscar así una dirección común que una Francia y Alemania. Por ahora nadie ha confirmado ni desmentido ser aspirante a tal reto aunque ya se han barajado algunos nombres. El primer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker, su homólogo holandés Jan Peter Balkenende y el ex canciller austríaco Wolfgang Schüssel suenan como favoritos para convertirse en la cabeza visible del viejo continente. De la lista de aspirantes se ha eliminado a Tony Blair tras la retirada de apoyos de los socialistas que le encumbraban a su renacer político.
Entre los europeístas españoles se había filtrado una propuesta al socialista Felipe González, ex presidente de España y actual presidente del grupo de reflexión sobre la Unión Europea. A pesar de su interés en esta institución, el propio González ha rechazado que vaya a prestarse como candidato. Cualquier dirigente europeo puede llevar su nombre ante los Veintisiete sin ningún éxito, ya que el mismo ex jefe del Gobierno ha calificado la medida como `pérdida de tiempo´ al rehuir de cualquier responsabilidad institucional. Aunque la negativa termina con el idílico liderazgo de González al frente de Europa no es definitivo ningún candidato hasta que no se ratifique el Tratado de Lisboa que dará sentido al nuevo cargo.
Fuentes: www.elmundo.es; www.elpais.com
Fotografía:www.sevilla.cafebabel.com