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martes, 8 de diciembre de 2009

La guerra de las descargas


Internet es una herramienta fundamental de nuestra era. Da pie a informar, educar, crear, debatir, convivir y compartir, entre otros muchos verbos en infinitivo. El problema de Internet es que no tiene dueño. No hay gobierno ni administración que regule lo que pase o que controle el ciberespacio. A pesar de que la policía puede intervenir contra las personas que cometan crímenes a través de la red, no existen pautas ni reglamentos para usar esta herramienta imprescindible de la sociedad actual.

En nuestro país se ha levantado la alarma a partir del anteproyecto de la Ley de Economía Sostenible. En ella se ha citado una disposición general mediante la cual podrían cerrarse webs con contenidos P2P: facilitar las descargas de contenidos no autorizados. Los artistas, los personajes más renombrados de la cultura han mostrado todo su apoyo en que la cultura sea protegida y no se permita que Internet infravalore su trabajo o su economía.

Los internautas tienen un retraso fundamental a la hora de defenderse: carecen de una voz común, al igual que un país sin presidente Internet es una amalgama de individualismos. Por eso las redes sociales como Facebook están creando grupos para contrarrestar su desventaja al luchar contra las entidades políticas que pretenden entrar en el terreno de lo que puede contener o no un sitio web.

En otros países la ley es bastante dura no sólo contra las webs sino contra el usuario que haga uso de contenidos no aprovados por sus dueños. En Gran Bretaña los laboristas pretenden aprobar la Ley de Economía Digital que permitirá enviar avisos a una persona que descargue habitualmente contenidos de la red."Se les enviarán misivas amenazadoras, advirtiéndoles de que deben reducir sus descargas en un 70%", comenta Eduardo Suárez desde Londres; si ignoran los mensajes se les cortará la conexión a Internet, eso sí, previo aviso.

En Francia la Ley Hadopi pretendía cortar directamente el suministro a la red, pero finalmente el proyecto deja en manos de los jueces el castigo: entre dos meses y un año. En Alemania, las sanciones (que han llegado hasta 10.000 €) son difíciles de aplicar porque los datos del usuario sólo son revelados mediante orden judicial previa.

En Suecia, la ley permite al titular de los derechos de autor acudir a la justicia y pedir que se revele el nombre de quien se esconde detrás de una IP que ha descargado su producto, además de ser indemnizado. Por la fuerte persecución ha surgido el estandarte pirata por excelencia: The Pirate Bay. Es un portal con red privada en la que no se regista ni se almacena la información del usuario. Los que están detrás de esta idea han sido condenados por violación de la propiedad intelectual. Pero la guerra de las descargas no ha hecho más que empezar.



Fuentes: www.elmundo.es
Fotografía: www.elpais.com

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